Conversamos con la autora de “A veces el cambio”, Mercedes Korin sobre el impacto de las decisiones de transición laboral y la necesidad de lo intergeneracional.
-Empecé pensando en los ciclos laborales (fui publicando los “A veces” en mis redes sociales) pero después me di cuenta de que tiene que ver con los cambios de ciclo en la vida en general. Ciclos que terminan y otros que empiezan podemos verlos a nivel de un trabajo pero también en otros aspectos personales o de relación con una persona, con la familia, con amigos.
– ¿Cuál es el mayor miedo que observas cuando alguien te plantea un Momento Cangrejo?
Yo llamo Momento Cangrejo a esa transición que hay entre un ciclo laboral y otro, en los casos en que tenemos más claro lo que no queremos que lo que sí queremos; en esos casos la propuesta es tomar las habilidades del cangrejo para explorar, moverse rápido a la hora de probar algo nuevo y a la vez reservarse un espacio para esos momentos de crecimiento donde podemos ser bastante vulnerables, dejando como deja el cangrejo su caparazón anterior para seguir creciendo.
-¿Qué nos hace querer y finalmente accionar al cambio?
Hay dos grandes motivos para buscar un cambio de ciclo laboral (y se pueden combinar).
Uno está enfocado en el ciclo laboral actual que la persona está transitando. En esos casos se percibe incomodidad, hartazgo, falta de motivación, aburrimiento o necesidad de salir del entorno en que alguien se encuentra.
El otro está enfocado en el ciclo próximo: ganas de nuevos desafíos y aprendizajes, de generar aportes diferentes, o una oportunidad que surge y nos hace pensar que estaría bueno cambiar de ciclo laboral.
–¿A qué síntomas debemos estar atentos?
El miedo que suele aparecer es el de que ese cambio de ciclo no se concrete, o la persona se pregunta si está a la altura de ese cambio se desea.
¿Cómo podemos ayudarnos a sobrepasarlo?
Algo que ayuda es abrir el panorama: no pensar en un único lugar o un único puesto. Identificar qué características queremos que tenga el próximo ciclo laboral y ver en qué organizaciones, en qué roles o en qué formatos encontramos esas características.
Escribiste el libro A Veces el Cambio, que trata justamente sobre los cambios. Son reflexiones y sugerencias sobre los cambios de ciclo, ¿lo escribiste sobre todo pensando en los cambios de ciclos laborales?
La propuesta del libro es darle lugar al cambio. Un proceso de cambio tiene entidad propia. Por eso en el libro ofrezco pensar el cambio en cinco aspectos: los motivos que nos llevan a un cambio, la inercia con la que nos resistimos a encararlo, la cadencia que necesitamos para ir avanzando, las pistas que encontramos en el camino y las decisiones que debemos tomar.
– ¿Nos darías 3 consejos para dar unos primeros pasos en un cambio de ciclo laboral?
¿Pueden ser tres consejos en uno? Introspección (para identificar qué queremos hacer que esté alineado a la etapa de la vida en que nos encontramos), planificación (para poner foco de manera ordenada) y acción (para transitar activamente el cambio que estamos buscando).
Se trata de integrar estos tres pilares, porque cada uno solo y por separado no es eficaz.
-¿Es generacional la necesidad de cambio? Si pensamos en la vida laboral de hace 40 años, el deseo era más bien permanecer en un único ámbito laboral…
Las aspiraciones van variando a lo largo de las generaciones. Antes la aspiración era permanecer en una misma organización y ahora se supone que si las personas no cambian cada tres o cinco años quedan estancadas. Es valioso que cada persona pueda discernir qué quiere más allá de las aspiraciones de la generación a la que pertenece.
-Mutamos en ese sentido, ¿verdad?
Si, debemos comprender que los intereses laborales de una persona pueden variar con los años. El hecho de desear un tipo de trabajo en una etapa de la vida no significa que tenga que perdurar para siempre.
– Nuestro trabajo, ¿nos define como personas?
¿Viste que hay una manera de definirse como personas que es desde el trabajo? “Soy maestro” “Soy ingeniera”. Y en realidad no somos nuestra profesión o nuestro oficio sino que son funciones que ejercemos. Si hay una función que ejercemos la mayoría de los días de la semana y gran parte de las horas en que estamos despiertos, es fácil concluir que somos aquello que ejercemos.
– A los 18 años solemos elegir una carrera para estudiar y eso parecería que define nuestro futuro laboral y nuestra vida entera ¿Estamos preparados a esa edad para semejante decisión? Pienso también en los adolescentes del interior del país que dejan sus entornos para ir a estudiar.
Los chicos y las chicas que están terminando el secundario no saben casi nada de la vida; elijen como pueden. Por eso muchas veces es lo que tienen a mano a nivel familiar. Hay sistemas educativos con formaciones de grado más cortas y amplias, entonces después del colegio no tienen que tomar una decisión tan determinante. También es lógico que a esa edad tomemos una decisión (con mayor o menor conocimiento sobre esa decisión) y más adelante igualmente queramos revisarla. A los 40 no interesan las mismas cosas ni las mismas formas de trabajar que a los 20.
– ¿Qué consejo le das a un jefe con brecha generacional frente a las nuevas generaciones que suelen ser las que más buscan el cambio?
Apertura. Hay mucho para aprender de las nuevas generaciones en cuanto a cómo ponen en valor sus intereses, aunque las nuevas generaciones tienen mucho para aprender sobre la paciencia y la búsqueda inmediata de resultados. Creo que el valor está en lo intergeneracional, en integrar generaciones.
– Antes y después de la pandemia, ¿qué busca la gente? , ¿Qué buscaba antes? En cuanto a formas de trabajo, a que dedicarse, proyectos a largo plazo…
Ahora hay más necesidad de que el trabajo genere plenitud; hay menos tolerancia de las personas a trabajar en algo que no les resulta. También veo una mayor búsqueda de estabilidad en algunos casos.
Mercedes Korin es Licenciada en Comunicación Social (UBA) con Maestría en Sociología de la Cultura (UNSAM), publicó el libro A veces el cambio que invita a observar los ciclos y sus cambios. Como especialista en desarrollo profesional y cambio laboral, elaboró hace diez años el enfoque Modo Delta con el que asesora y capacita a personas y empresas.
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