Cómo proteger los servicios financieros frente al fraude de identidad en la era de la IA

El fraude de identidad ya no se limita a estafas rudimentarias o métodos clásicos de suplantación. La irrupción de la inteligencia artificial ha puesto en manos de los estafadores un arsenal nuevo, más potente, automatizado y, lo que es peor, extraordinariamente convincente. Y ya lo están aprovechando.

En mayo de 2024, las autoridades españolas desmantelaron una red que estafó 19 millones de euros a más de 200 víctimas con anuncios generados por IA con falsos avales de celebridades. Y no fue un caso aislado. El último informe de Europol sobre amenazas graves y crimen organizado en la UE sitúa la IA entre sus principales preocupaciones, en especial por su papel en las estafas online.

A medida que los estafadores cosechan éxitos con estos esquemas potenciados por la IA, las empresas deben intensificar sus esfuerzos para afrontar una amenaza cada vez más sofisticada.

Por qué la IA cambia las reglas del juego

Los métodos tradicionales de fraude como el phishing, la suplantación de identidad o la falsificación de documentos están evolucionando rápidamente gracias al auge de la IA. Como resultado, los estafadores tienen hoy en su mano nuevas herramientas para eludir los sistemas de detección, desde vídeos deepfake y voces clonadas hasta identidades sintéticas que combinan datos reales y fabricados. Los criminales aprovechan estas herramientas para crear redes de estafas muy sofisticadas con el mínimo esfuerzo y suplantar la identidad de usuarios autorizados, manipular los procesos de verificación y explotar las vulnerabilidades de las plataformas digitales con mayor facilidad.

Sectores con una gran dependencia a entornos digitales, como el crédito al consumo, el renting o el alquiler de viviendas, se encuentran especialmente expuestos. En estos casos, se gestionan diariamente grandes volúmenes de transacciones financieras, normalmente sin interacción presencial, lo que los convierte en objetivos ideales para las campañas de fraude. Los riesgos no son teóricos: estas empresas ya están siendo atacadas con mayor frecuencia.

El impacto de la IA en el fraude financiero en España

España ya se ha tenido que enfrentar a un problema de ciberfraude de gran escala. Entre 2022 y 2023, los casos aumentaron un 27 %, con más de 426.000 incidentes solo en 2023. Las comunidades autónomas de Andalucía, Madrid y Cataluña registraron un incremento aún mayor con más del 40 % en cada una de ellas, lo que representa casi la mitad de los incidentes del país.

El auge de la IA no ha hecho sino acrecentar el problema. Sólo en 2023, los ciudadanos españoles perdieron casi 8000 millones de euros en estafas según informes recientes. Lo más preocupante es que el 43 % de las víctimas no sabía si se había utilizado IA en la estafa, lo que demuestra hasta qué punto estas herramientas pueden integrarse de forma imperceptible en los esquemas fraudulentos.

Las empresas también están en la mira de los fraudes impulsados por IA. En 2024, 6 de cada 10 empresas encuestadas por la Asociación Española de Empresas contra el Fraude señalaron un aumento en el fraude donde la mayoría de los ataques eran estafas online. El fraude de identidad se perfila como el mayor desafío al que se enfrentan los negocios.

Los defraudadores utilizan identidades sintéticas y documentación falsa mejoradas con IA para acceder a los sistemas de alquiler o conseguir préstamos, extrayendo fondos antes de desaparecer sin dejar rastro. Tan solo en los tres últimos años, el fraude de identidad ha crecido un 74 %, y la mayoría de las instituciones señalan a la IA como la responsable principal del aumento actual y futuro de los fraudes de identidad.

Cómo debe responder la industria

El principal reto para las empresas no es solo que la inteligencia artificial haya incrementado el volumen de fraudes, sino que las estafas también son cada vez más difíciles de detectar y prevenir. El 76 % de los bancos señalan que los intentos de fraude cada vez son más sofisticados, con más de un tercio de los responsables de riesgos citando el fraude con IA como su principal preocupación. Aún más inquietante es que solo una de cada cuatro empresas de servicios financieros se siente preparada para combatir el fraude de identidad sintética, la IA y los deepfakes.

Para contrarrestar estas amenazas, las entidades financieras y las empresas que operan en sectores de alto riesgo deben modernizar su enfoque de la prevención del fraude. Confiar únicamente en verificaciones manuales, sistemas de detección tradicionales o herramientas diseñadas para combatir fraudes anteriores a la llegada de la IA ya no es suficiente.

La solución pasa por adoptar tecnologías de verificación de identidad y detección de fraude avanzadas y automatizadas capaces de identificar anomalías en tiempo real, incluso cuando los criminales utilicen información sintética o generada por IA. La clave está en el uso de una estrategia de triangulación que combine múltiples sistemas de control que se complementan entre sí, como la identificación de usuario (por ejemplo, programas automatizados de KYC/AML), comprobaciones de reputación, verificación de la titularidad y de la validez de cuentas bancarias.

Mejorar la visibilidad de la huella digital de los usuarios permite que las empresas puedan distinguir con mayor facilidad entre clientes legítimos y actores fraudulentos sin que la experiencia de usuario se vea afectada. Este aspecto es crucial, ya que el fraude representa un reto tanto a nivel tecnológico como operativo. Reforzar las defensas contra los estafadores debe hacerse sin perjudicar a los usuarios legítimos; de lo contrario, el impacto recaerá sobre los resultados. Encontrar el equilibrio entre una seguridad sólida y una experiencia de usuario ágil es, por tanto, la tarea que tenemos por delante.

Una responsabilidad colectiva

El fraude impulsado por IA está evolucionando a gran velocidad y no va a detenerse. A medida que la tecnología avanza, también lo harán los métodos de quienes buscan explotarla con fines delictivos. El sector financiero, los reguladores y las empresas tecnológicas comparten la responsabilidad de anticiparse a estos riesgos.

Hacer frente a estas amenazas va más allá de ofrecer nuevas herramientas; requiere colaboración, vigilancia y un compromiso firme con la protección de la integridad de nuestros sistemas financieros. Si trabajamos juntos e invertimos en soluciones inteligentes y adaptativas, podemos construir un entorno digital más seguro para empresas y consumidores, capaz de mantenerse al ritmo y nivel de sofisticación del fraude impulsado por IA.

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