Como industria hemos conversado muchas veces sobre la necesidad de la inclusión financiera y su puesta en marcha, sin embargo, hoy queda por delante plantearnos su desarrollo sostenible y los verdaderos efectos del desconociendo en la salud financiera de las personas y el planeta.
El sistema financiero desempeña un papel crucial en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La inclusión financiera, que busca garantizar el acceso a servicios financieros adecuados y asequibles para todos, impacta al menos a 8 de los 17 ODS.
La inclusión financiera y el desarrollo sostenible son dos pilares fundamentales para construir un futuro equitativo.
Por mucho tiempo nos hemos quedado en la construcción de una agenda que invite a incorporar personas al sistema financiero, y hoy debemos ocuparnos del otro lado de la inclusión: el del uso sostenible y justo de los servicios financieros considerando el impacto en las familias y en el planeta.
A medida que nos acercamos al plazo establecido por la Agenda 2030, es importante reflexionar sobre el progreso logrado hasta ahora, los desafíos pendientes y las oportunidades que se presentan al trabajar en alianzas para promover una transformación honesta y su desarrollo sostenible en el tiempo.
Sin embargo, la planificación financiera, la inversión y el ahorro, deben tener en cuenta las consecuencias ambientales y sociales. La deuda se convierte en un elemento central en la agenda financiera.
La agenda 2030 plantea desafios a toda la industria | UNESCO
Los desafíos que se vienen
Uno de los desafíos que tenemos por delante está relacionado con abordar específicamente el impacto del cambio climático en las poblaciones más vulnerables. Ellas son las que menos contribuyen a las emisiones de carbono y sufren, de manera desproporcionada, sus consecuencias. Por ejemplo, las pérdidas económicas derivadas de desastres naturales representan desafíos significativos para las familias vulnerables, las microempresas y las economías locales.
La falta de conocimientos financieros y de planificación limita las posibilidades de bienestar económico de las familias, poniendo en evidencia que la ausencia de métodos de ahorro, el desconocimiento de las tasas de interés o la falta de protección de los derechos como usuarios financieros dificultan la gestión saludable de las finanzas y enferman familias, empresas y comunidades.
Impacto positivo
Para abordar estos desafíos, es fundamental promover la resiliencia financiera a través de programas educativos. Estos deben fomentar el conocimiento financiero, empoderar a las personas y reducir las brechas de acceso y buen uso de los servicios financieros.
El impulso que el sistema crea para promover acciones que fortalezcan las capacidades y habilidades de las personas, impactará positivamente en los nuevos modelos de negocios que se estén gestando.
Todos ellos podrán tener un lugar en el futuro sostenible. Solo deben contemplar la salud financiera de las personas y el bienestar de la diversidad de comunidades.
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