Auge de servicios embebidos: la nueva era del crédito digital en Latam

El ecosistema fintech y las super apps impulsan una expansión masiva de crédito digital, pagos y servicios financieros integrados en América Latina, transformando el acceso al financiamiento y planteando nuevos retos regulatorios y de riesgo. Analizamos el último reporte Latin America Embedded Finance Business para conocer los alcances de este fenómeno.

En los últimos años la región vivió un crecimiento explosivo de empresas fintech: desde 2017 hasta hoy, su número aumentó un 340 %, llegando a operar en 26 países de América Latina y el Caribe. Este hecho ya había sido retratado por Mastercard preponderando el papel de las fintech en la inclusión financiera de la región.

Ese crecimiento no es solo cuantitativo: muchas de esas fintech han permitido a personas previamente excluidas del sistema financiero acceder por primera vez a servicios como cuentas digitales, préstamos o pagos online.

La región atraviesa lo que algunos analistas califican como una primavera fintech, con un foco fuerte en billeteras digitales, préstamos alternativos, plataformas de pago y soluciones buy now, pay later.  

Crédito digital y finanzas embebidas: cuando el préstamo llega en un click

Un fenómeno clave de este auge es el de la financiación integrada o embedded finance: empresas de comercio electrónico, delivery o servicios digitales que incorporan pagos, crédito y otros servicios financieros dentro de sus plataformas.

Por ejemplo, la unidad de crédito de Mercado Libre, llamada Mercado Créditoya concedió miles de millones de dólares en préstamos, apuntando tanto a consumidores como a pequeñas empresas. Asimismo, apps de servicios o movilidad como Rappi, junto con bancos locales, han comenzado a ofrecer líneas de crédito o financiamiento directo a usuarios y comercios, usando modelos “BNPL” o prestamos instantáneos integrados.

Para muchos latinoamericanos, especialmente en sectores sub-bancarizados, estas nuevas modalidades significan mayor acceso a financiamiento —sin la barrera del banco tradicional.

La rapidez y comodidad de contratar un crédito desde una app, sin trámites extensos, y la posibilidad de usarlo al instante en compras o inversiones económicas, representan un salto en la democratización del crédito.

Además, la digitalización de pagos y transacciones —tarjetas, billeteras, transferencias, pagos móviles— acelera la adopción de servicios financieros modernos, reduciendo la dependencia del efectivo en la región.

Escala de mercado y proyecciones

Según estimaciones recientes, el mercado de servicios embebidos en Latinoamérica podría superar los 50 mil millones de dólares hacia 2030.

Este salto proyectado refleja no solo la expansión del crédito digital, sino también una convergencia de servicios: pagos, ahorros, microcréditos, seguros y otras funcionalidades fintech integradas en plataformas cotidianas.

Se espera que en los próximos años continúe una intensificación del fenómeno, con consolidación de infraestructura (APIs, banca como servicio) y aumento de alianzas entre fintechs, bancos tradicionales y plataformas digitales.

Riesgos, regulación y desafíos emergentes

Este crecimiento veloz también trae desafíos: la regulación financiera en muchos países todavía se adecua lentamente a estas nuevas realidades.

La naturaleza de crédito embebido (rápido, inmediato, muchas veces sin historial crediticio tradicional) podría generar riesgos de sobreendeudamiento, falta de transparencia o condiciones más laxas de evaluación.

Además, la competencia entre fintechs y bancos, y entre distintos modelos de negocio, podría provocar consolidaciones, fusiones o desapariciones de empresas que no logren sostener el ritmo, lo que genera incertidumbre para clientes y reguladores.

Para economías con alta informalidad y población sub-bancarizada, este modelo puede reducir brechas de acceso al crédito y formalizar parte del sector económico.

Países como Argentina, donde la bancarización tradicional enfrenta limitaciones, podrían beneficiarse especialmente: las fintech y plataformas digitales pueden ofrecer una puerta de entrada a servicios financieros modernos.

Sin embargo, para que esas implicancias sean sostenibles, hace falta un marco normativo claro, educación financiera al usuario y mecanismos de protección al consumidor.

La expansión del crédito digital y las fintech en Latinoamérica marcan el comienzo de un nuevo paradigma financiero: más accesible, integrado y adaptado al mundo digital. Si bien el potencial de inclusión y crecimiento es enorme, también exige prudencia: reguladores, empresas y usuarios deben trabajar en conjunto para asegurar que este boom no derive en riesgos desatendidos.

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