En un artículo del Confidencial titulado “C. Tangana como Steve Jobs: triunfar sin saber hacer nada”, se recogía lo siguiente sobre Steve Jobs en tono sarcástico:
“¿Qué coño hizo ese tío?”. “Lo único que hizo fue decirle a unos científicos: quiero toda mi música dentro de este cacharro. ¡Ahora!”.
El artículo hacía también referencia a situaciones parecidas con Quentin Tarantino, Orson Wells y Woody Allen incidiendo en que todos ellos sin tener grandes conocimientos técnicos sobre cámaras, lentes focos, químicas, fueron capaces de trasmitir adecuadamente su visión al resto del equipo y conjuntamente consiguieron hacer grandes películas.
Esto me hizo pensar en el fenómeno de la Inteligencia Artificial, que tanto está dando que hablar en los últimos tiempos. Como hicieron Orson Welles y Steve Jobs, salvando las distancias, me atrevo a decir que quizás lo más interesante no esté en los entresijos de qué es la inteligencia artificial desde un punto de vista técnico, sino en elucubrar sobre qué cosas podríamos pedir para que la IA resolviera nuestros problemas o nos ayudara a usar mejor nuestra inteligencia natural.
El primer paso para saber qué pedir, sin entrar en planteamientos técnicos, sería intentar entender qué es la inteligencia artificial. Para ello, podríamos iniciar nuestra tarea limitándonos a solo intentar definir qué es la inteligencia en general. Y ahí viene el primer tropiezo: si buscamos la palabra “inteligencia” en Google, la cantidad de definiciones es abrumadora, y no es fácil encontrar una definición exacta. Os recomiendo hacerlo y pensar cómo la definiríais vosotros.
En Wikipedia encontramos la siguiente definición:
“En términos más generales, se puede describir como la capacidad de percibir o inferir información, y retenerla como conocimiento para aplicarlo a comportamientos adaptativos dentro de un entorno o contexto”.
Como nuestro objetivo es saber qué podemos pedir a los Magos de la Inteligencia Artificial, creo que esta definición nos puede servir para descubrir cómo la IA podría ayudar a resolver nuestros problemas, mejorar nuestras decisiones y, en definitiva, potenciar nuestra inteligencia natural.
Podríamos empezar siguiendo los puntos de la previa definición de inteligencia y de una manera global con esta petición a los Magos: “Consígueme la información de gustos, hábitos, necesidades y momentos de la verdad de mis clientes y otros, para conocer cómo debería adaptar mi comportamiento/acciones y propuesta de valor”.
Como esto es muy general, habría que concretarlo para facilitar la tarea de los Magos.
Tomando como ejemplo una concesión de coches y, de forma más específica, me gustaría responder a:
- ¿Qué clientes me interesan más?
- ¿Cuál sería la mezcla de vehículos nuevos y usados más rentable y qué política de precios y descuentos debería aplicar?
- ¿Cuál sería el nivel óptimo de inventario?
- ¿A qué precio debería comprar un VO?
- ¿Cuántos vendedores y qué perfiles necesito?
- ¿Qué tipo y momento de comunicación de mi propuesta es mejor? ¿Qué medios y qué contenidos?
La utilización de este apoyo a nuestra inteligencia natural abre un abanico enorme de posibilidades, y para que realmente sea útil se debe producir un extraordinario trabajo en equipo entre las empresas con sus problemas y oportunidades y los científicos tecnológicos.
Como todo cambio la IA supone un riesgo y una oportunidad para las empresas actuales, y parece razonable pensar que aquellas que sepan usarla para responder a sus preguntas estratégicas y operativas van a conseguir una ventaja competitiva sobre las que por inercia o falta de visión no se beneficien de esta tecnología.
Como ejercicio para próximos artículos, me propongo pensar: ¿cuál sería la carta de peticiones a los magos para los siguientes supuestos?
Si me pongo en los zapatos de un gerente de un taller.
Si me pongo en los zapatos de un gerente de una financiera.
Si me pongo en los zapatos de un gerente de un fabricante.
Si me pongo en los zapatos de un gerente de una empresa de renting.
Mientras tanto, invito a que cada uno escribáis una carta a los Magos según vuestras amenazas y sobre todo vuestras oportunidades.
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