El mayor gestor de activos del mundo eleva su participación en Sabadell hasta niveles cercanos al 7% mientras un fondo neerlandés rompe con la firma estadounidense por criterios de sostenibilidad.

La batalla por el control de Banco Sabadell suma un nuevo capítulo con el movimiento de BlackRock, que en las últimas semanas ha reforzado su posición en la entidad catalana hasta alcanzar en torno al 6,85%, según datos comunicados a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Aunque el diario Expansión adelantó que el grupo habría superado ya la barrera del 7%, las cifras oficiales todavía sitúan el peso del gestor estadounidense ligeramente por debajo de ese umbral.
El incremento coincide con la inminente oferta pública de adquisición lanzada por BBVA, que busca integrar a Sabadell tras varios intentos fallidos de fusión. La operación ha elevado el interés de los grandes inversores institucionales, y BlackRock, principal accionista tanto de BBVA como de Sabadell, se coloca en una posición estratégica para influir en el desenlace de la opa.
BlackRock, entre la presión regulatoria y la sostenibilidad
Este movimiento en España se produce en paralelo a un revés en Europa. Reuters informó este 3 de septiembre de que PFZW, el segundo mayor fondo de pensiones de Países Bajos, ha decidido poner fin a su relación con BlackRock por diferencias en materia de sostenibilidad. El fondo holandés está reorientando su cartera hacia criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) más estrictos y ha optado por gestores alternativos como Robeco, Schroders, UBS y Lazard.
La decisión de PFZW refleja las tensiones crecientes a las que se enfrenta BlackRock en el terreno internacional: mientras sus inversiones tradicionales en sectores bancarios y energéticos siguen ganando relevancia en mercados como el español, parte de sus clientes institucionales en el norte de Europa reclaman compromisos climáticos más exigentes.
En este contexto, la posición de BlackRock en Sabadell adquiere un matiz adicional. Por un lado, refuerza su influencia en un proceso corporativo clave para el sistema financiero español. Por otro, expone la compleja ecuación que debe gestionar el grupo: equilibrar su papel como inversor global con las demandas regulatorias y reputacionales en materia de sostenibilidad.
El desenlace de la opa de BBVA sobre Sabadell marcará el alcance de este movimiento. Sea cual sea el resultado, BlackRock seguirá siendo un actor central, tanto en la reconfiguración del mapa bancario en España como en el debate internacional sobre el papel de los grandes gestores de activos en la transición hacia una economía más sostenible.
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