¿Hay alguien haciendo lo mismo que hace cinco años? Difícilmente; yo al menos no conozco a nadie. La forma en que comemos, nos divertimos, nos movemos y trabajamos ha cambiado de forma drástica en el último tiempo, de la mano de la revolución digital.
Como ha ocurrido en otros tiempos, la capacidad de adaptarnos mejor a estos nuevos entornos define quiénes son los actores que saldrán mejor parados. Para las compañías que se mueven en el mercado financiero, rigen las mismas reglas.
En este segmento, las transformaciones han sido aún más desafiantes. Al desarrollo tecnológico que remeció a todas las industrias, en países como Chile se suman nuevas reglamentaciones como la Deuda Consolidada y Open Finance, que reescriben la forma entender el negocio, dando un impulso nunca antes visto a la analítica de datos.
En la región, la mayoría de los países ya han avanzado y/o están avanzando hacia un ecosistema de mayor disponibilidad de datos, con iniciativas como Data de Comportamiento de Pagos (Data Completa), Finanzas Abiertas, entre otros. Ya sea a través de legislación, voluntad de las personas, o acuerdos privados entre industrias, es innegable la necesidad de contar cada día mas con mayor información en pos del beneficio de todos: las personas, las industrias y los países, de manera sistémica.
Estamos viviendo un tiempo realmente único, que es vertiginoso y lleno de curvas, tal como un circuito de Fórmula 1. Y como en una carrera, tomar buenas decisiones informadas y oportunas, se transforma en el diferencial entre los que resaltan y el resto.
Es hora de optimizar los datos
Actualmente, los actores crediticios pueden disponer de un volumen de datos nunca antes visto, que les ofrece la oportunidad de optimizar la capacidad de endeudamiento, hacia una oferta financiera sostenible, sana e inclusiva.
En ese camino, el valor de un buen copiloto ya no pasa por entregar datos, sino disponer de capacidades analíticas para poder identificar las oportunidades que se evidencian tras ellos.
Es crítico saber formular las preguntas correctas y tener espacio para la flexibilidad y la innovación en las soluciones.
Para ello, no bastan las buenas ideas, sino que se requiere de una arquitectura de la información robusta y segura, que evite los riesgos de quedar fuera de mercado o tener un daño reputacional severo, por ejemplo. El hilo se suele cortar por lo más fino, y ya no es suficiente velar por las políticas internas, sino de todo el ecosistema, incluyendo partners y proveedores.
Un tremendo desafío en este nuevo ecosistema.
Abrochémonos los cinturones y aceleremos, que la carrera ya comenzó.
Sigue toda la información de Open Hub News en X y Linkedin , o en nuestra newsletter.