Agentes inmobiliarios en Instagram y TikTok: ¿Hemos perdido el norte?

En un mundo donde una imagen vale más que mil palabras, Instagram y TikTok han cambiado la forma de ejercer, o por lo menos como se ven desde fuera muchas profesiones. El sector inmobiliario no es una excepción, más bien me atrevería a decir que es el súmmum de la exposición.

Estas redes, diseñadas para entretener y llamar la atención, han convertido la profesión de intermediación inmobiliaria en una carrera por los “me gusta”, con mansiones de lujo y pisos de ensueño como protagonistas. ¿Pero a qué coste?

Narrativa visual desequilibrada

En las redes sociales, la estética lo es todo. Las publicaciones de mayor éxito suelen ser aquellas que presentan casas de lujo, piscinas infinitas y una decoración digna de revistas de diseño, sin olvidar a los protagonistas de las publicaciones, que parecen más salidos de una pasarela de moda que no de una agencia inmobiliaria.

En ambas plataformas, donde el contenido debe ser dinámico y atractivo en tan solo unos segundos para captar la atención del usuario, el impacto visual tiene prioridad sobre el contenido de valor, quedando este absolutamente relegado a una posición marginal.

Este hecho crea una enorme brecha entre lo que los consumidores ven como el trabajo de un agente inmobiliario y la realidad de su vida diaria. La información generalizada en estas redes ignora aspectos importantes como el asesoramiento personalizado, el conocimiento del mercado y el apoyo durante todo el proceso de compra o venta de una propiedad. Más bien, crea una imagen poco realista, casi hollywoodiense, de la profesión.

Impacto en la percepción del consumidor

Para los consumidores, especialmente la generación más joven, que utiliza estas plataformas como su principal fuente de inspiración y recomendaciones, el impacto es enorme. Con solo mirar el contenido que destaca características especiales, mucha gente concluirá que este es el estándar del mercado. Esto no solo crea expectativas poco realistas, sino que también socava el valor real que aporta un agente inmobiliario.

Se me hace muy extraño que esta exposición superficial de un proceso tan complejo, sobre todo a nivel personal, pueda generar la confianza suficiente (el más preciado de los valores) a este formato de agentes. Más bien, me parece que este tipo de agentes pueden verse como figuras secundarias cuya única función es abrir puertas y aparecer atractivos en el vídeo.

Me duele que la superficialidad de las RRSS no haga justicia al conocimiento, experiencia y empatía de los mejores profesionales en la materia.

Por otro lado, esta imagen distorsionada no solo afecta a las percepciones de los clientes, sino también a los aspirantes a agente inmobiliario. Muchos jóvenes se sienten atraídos por la llamada vida lujosa y vistosa que proyectan estas redes y entran a la industria con expectativas completamente alejadas de la realidad. Piensan que ser un agente inmobiliario significa estar mostrando todo el tiempo propiedades espectaculares, montados en automóviles de altas prestaciones y un salto a la fama de la noche a la mañana, cuando la realidad se trata más de trabajo duro, constancia, formación constante y construcción de relaciones de confianza a largo plazo.

No pierdo la fe

No todo está perdido. Si bien las redes sociales tienen sus limitaciones y “sus reglas”, son una herramienta poderosa que, cuando se usa correctamente, puede ayudar a educar y conectar con los consumidores de manera auténtica. Algunos agentes ya están liderando este cambio compartiendo contenidos que destacan el lado humano de su profesión, comparten información realmente relevante y dejan en segundo plano su ego para poner al cliente en el centro.

Por ejemplo, algunos agentes ya no se centran únicamente en mostrar inmuebles, sino que utilizan Instagram y TikTok para explicar la evolución del mercado inmobiliario con datos reales, cómo prepararse para comprar una casa, o como preparar una propiedad para su venta, vídeos sobre el Home Staging, los impuestos y gastos que conlleva la transacción, cómo negociar con éxito, etc. Otros prefieren mostrar el “detrás de escena” de su trabajo: desde las múltiples visitas en un solo día, cómo gestionan su cartera de clientes, o acciones de marketing que están utilizando.

Este es el tipo de contenido que genera confianza, y no solo eso, sino que nos ayuda a posicionar nuestra marca personal como agentes profesionales, preparados, accesibles y empáticos, dejando de lado la parte más superficial.

Además, el uso estratégico y la información de valor, hace que estas plataformas permitan a los agentes llegar a audiencias más amplias y diversas.

En conclusión, las redes sociales no deben ser un sustituto de la realidad profesional, sino un complemento que inspire, informe y fomente relaciones de confianza entre agentes y clientes. Por lo tanto: utilizar las redes sociales, sí, sin ningún tipo de duda, pero hagámoslo aportando valor, contando cómo podemos ayudar y dejemos la superficialidad de lado.

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