Cripto es un mundo diferente, y tal vez estemos llegando al momento más importante de su historia.
Estamos cansados de leer esto. Desde que Bitcoin y otras criptomonedas se empezaron a popularizar a mediados de la década pasada, nos la pasamos viendo artículos exitistas sobre los maravillosos usos de la tecnología blockchain y la posibilidad de hacer grandes riquezas con la compra de tokens.
Si bien mucho de lo que se dice es cierto, la web está plagada de gurús y analistas que auguran un futuro próximo extraordinario. Esto, quizás, propiciado por lo difícil de entender de esta tecnología y de la gran volatilidad que tiene el mercado cripto debido a su todavía escasa adopción.
Lo cierto es que cripto es distinto, y tal vez estemos llegando al momento más importante de su historia. Dejenme explicarme.
Cripto es distinto. Y no lo digo solamente por la complejidad e ingenio detrás de su funcionamiento descentralizado, sino desde dónde nació y cómo se empezó a popularizar.
La mayoría de los inventos novedosos suelen tener un origen o adopción temprana por parte de alguna institución, y luego se ha llevado a las personas a través del marketing, la comunicación y la recomendación.
Por ejemplo: la tecnología para el pago sin contacto ha sido promovida por las principales marcas de tarjeta, quienes han desarrollado e impulsado esta solución. Han hecho esfuerzos enormes en que comercios y clientes adopten el pago sin contacto, tratando de sentar las bases para un mundo donde la tarjeta viva en el teléfono, y ya no en el plástico. Así podemos encontrar miles de ejemplos: los automóviles de Ford, las tarjetas de crédito de Diners Club o los vuelos comerciales de KLM y otras líneas aéreas.
Pero en cripto no fue así. El invento surgió a partir de una persona, hasta ahora de identidad desconocida, que se hacía llamar Satoshi Nakamoto en internet. Su invento tuvo éxito entre sus primeros adeptos, y fue creciendo lentamente en cantidad de usuarios. Pero, por su naturaleza descentralizada, no hizo falta un “sponsor” institucional, sino que fueron los propios usuarios de la red los que empezaron a agrandar la bola de nieve.
Hoy en día, existen muchas empresas cripto construyendo infraestructura tecnológica en blockchain, promoviendo la adopción cripto y usando su tecnología para crear nuevos productos. Sin embargo, aún no ha entrado en el mundo de las inversiones en criptomonedas los fondos institucionales. Probablemente, de nuevo, por la naturaleza descentralizada de Bitcoin y otras criptomonedas, que hacen difícil encajarlo dentro de instrumentos financieros regulados.
Pero todo esto está por cambiar
Este año, Blackrock, el mayor gestor de fondos de inversión del mundo, con una cartera de 9,4 billones de dólares, presentó una solicitud de autorización a la SEC para empezar a comercializar un ETF de Bitcoin. Esto podría traer una gran cantidad de dinero institucional al mundo cripto, terminando de sellar las bases para su adopción masiva.
Blackrock ha solicitado la aprobación de 576 ETF a la SEC a lo largo de su historia, logrando la aprobación de 575. Se espera una respuesta para febrero de 2024. Si la respuesta es positiva, como espera el mercado, sentará las bases para la aprobación de otros ETF o instrumentos similares basados en Bitcoin.
Pero la expectativa no termina allí. Cada aproximadamente cuatro años, se produce en Bitcoin el esperado evento llamado halving. Ese día, la emisión de Bitcoin, que surge a partir de la recompensa que reciben los mineros por validar transacciones en la red, se reduce a la mitad. Es decir, que a partir de una fecha que estará alrededor de mayo, la emisión de Bitcoin se reducirá en un 50%. Esto volverá a repetirse en 2028 y así sucesivamente hasta que se haya emitido hasta el último centavo de Bitcoin de los 21 millones que está programado.
Todo esto ocurre en un contexto de altas tasas de interés y poca liquidez en el mercado, que parecería haber llegado a su techo. Todo indica que en un futuro no muy lejano, si la inflación mundial acompaña, el mercado tendría que ir consiguiendo mayor dinamismo a medida que la Reserva Federal de Estados Unidos empiece a reducir el coste del dinero.
Por lo tanto estamos a las puertas de un escenario único, puesto que tenemos una reducción en el aumento de la oferta y un potencial aumento astronómico de la demanda. Pero estos cambios no se producen de manera pasajera: la aprobación de la SEC al ETC de Bitcoin inaugurará una nueva etapa de inversiones institucionales, mientras que el halving reducirá la emisión de Bitcoin para siempre.
Estamos en un momento de incertidumbre, pero todo parece indicar que todo marchará por la senda de la adopción masiva. Mientras, se asoma el fantasma de la rescisión. ¿Es todo color de rosas? ¿O es posible que un escenario de contracción económica arruine la fiesta? El tiempo dirá. Lo bueno, es que falta poco para saberlo.
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