En los últimos años, hemos sido testigos de un cambio significativo en la forma en la que las empresas en dificultades enfrentan la insolvencia. Entre los mecanismos más destacados que ha traído la reforma concursal de 2022, el concurso exprés se ha posicionado como una herramienta ágil y eficaz, especialmente diseñada para aquellos negocios que, abrumados por deudas, carecen de patrimonio suficiente para sostener un concurso tradicional. Sin embargo, pese a sus ventajas evidentes, este procedimiento sigue generando debate en la comunidad jurídica.
¿Simplificación o pérdida de garantías?
Desde un punto de vista pragmático, el concurso exprés parece responder a la necesidad urgente de ciertos sectores del tejido empresarial, en especial de microempresas y autónomos. La rápida resolución de la insolvencia, con un mínimo desgaste financiero y emocional, es sin duda un bálsamo para muchos empresarios. Sin embargo, también es necesario considerar las implicaciones que esta modalidad tiene sobre el conjunto de acreedores, que ven cómo las posibilidades de recuperar su crédito se desvanecen en cuestión de meses, o incluso semanas.
Aquí surge una pregunta crucial: ¿hasta qué punto esta simplificación del procedimiento pone en jaque la integridad del derecho concursal? La velocidad del proceso, si bien efectiva para cerrar el capítulo de la insolvencia, podría interpretarse como una desprotección para aquellos acreedores que quedan al margen de una liquidación patrimonial que, en otros tiempos, habría supuesto una esperanza de recuperación.
El papel del abogado especializado en esta nueva dinámica
Desde la reforma, el rol de los abogados especialistas en concursal ha adquirido un matiz distinto. Ya no se trata únicamente de gestionar largos y costosos procedimientos de administración y liquidación. Hoy en día, el abogado debe ser capaz de evaluar, casi de manera inmediata, si un cliente es apto para beneficiarse del concurso exprés, e incluso, adelantarse a las necesidades de la empresa en crisis, con un enfoque preventivo y estratégico.
En Libroley, entendemos que nuestro papel no solo se limita a acompañar al cliente durante el proceso, sino que también debe incluir la capacidad de anticipar escenarios, evaluar la viabilidad del concurso exprés y, sobre todo, ofrecer soluciones alternativas que preserven la continuidad empresarial siempre que sea posible. Esta última visión es fundamental en un entorno donde la insolvencia ya no debe verse como el final de una actividad empresarial, sino como una oportunidad de reestructuración o, en el peor de los casos, de un cierre rápido y ordenado.
¿Un futuro para el concurso exprés?
Si bien la legislación actual ya permite el uso extensivo del concurso exprés, hay quienes auguran que este procedimiento será cada vez más común en los próximos años. Sin embargo, esto dependerá de la capacidad del sistema judicial para adaptarse a los nuevos tiempos y de los profesionales del derecho para equilibrar las demandas de sus clientes con las garantías procesales que todo concurso debe mantener. Al fin y al cabo, el derecho concursal no debe perder de vista su razón de ser: ofrecer una segunda oportunidad, pero de forma justa y equitativa.
Sigue toda la información de Open Hub News en X y Linkedin , o en nuestra newsletter.