Pasar de la ley a la acción: la tecnología como motor de la movilidad sostenible

La aprobación de la nueva Ley de Movilidad Sostenible marca un punto de inflexión histórico. Por primera vez en más de tres décadas, España actualiza su marco legal para responder a los grandes desafíos del siglo XXI: la descarbonización, la digitalización y la equidad en el acceso al transporte. Pero toda ley necesita algo más que ambición: necesita acción, colaboración y propósito.

En un momento en que la movilidad define la sostenibilidad de nuestras ciudades, la nueva Ley de Movilidad Sostenible no es solo un texto normativo, sino una declaración de intenciones. Reconoce la movilidad como un derecho ciudadano y un servicio esencial, situándola al mismo nivel que la educación o la energía. Ese reconocimiento cambia la lógica del sistema: moverse deja de ser un privilegio y se convierte en una condición básica para acceder a la vida laboral, sanitaria y educativa.

“En Next Mobility creemos que esta norma abre una oportunidad histórica para repensar cómo nos desplazamos, cómo planificamos los entornos urbanos y cómo usamos la tecnología para mejorar la vida de las personas.”

La ley articula cuatro grandes ejes —movilidad como derecho, movilidad limpia, movilidad digital e innovadora y gobernanza transparente— que conectan directamente con los desafíos que vivimos como sociedad. En Next Mobility creemos que esta norma abre una oportunidad histórica para repensar cómo nos desplazamos, cómo planificamos los entornos urbanos y cómo usamos la tecnología para mejorar la vida de las personas. El verdadero reto, sin embargo, no será aprobar la ley, sino aplicarla con coherencia en todo el territorio y pasar, definitivamente, de la ley a la acción.

El transporte representa cerca del 29 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en España, según el último inventario del Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO, 2024). Es, por tanto, uno de los sectores con mayor potencial de transformación. Pero para lograr una movilidad realmente sostenible no basta con electrificar el parque automovilístico: hay que digitalizar y conectar todo el sistema.

La inteligencia artificial, el big data o la conectividad IoT ya están revolucionando la forma en que planificamos rutas, gestionamos flotas o reducimos atascos. Hoy, la tecnología puede ayudarnos a disminuir un 30 % las emisiones, evitar hasta un 25 % de los accidentes y mejorar la productividad logística más de un 20 %.

En este sentido, celebramos la creación del Espacio Nacional de Datos de Movilidad (EDIM), que permitirá integrar información en tiempo real sobre transporte, tráfico, emisiones y energía. Los datos son el nuevo combustible de la movilidad moderna: bien gestionados, permiten optimizar servicios, planificar mejor y anticipar problemas antes de que ocurran. En Next Mobility trabajamos precisamente en ese punto de conexión entre inteligencia artificial, sostenibilidad y decisión pública: convertir los datos en conocimiento útil y en políticas basadas en evidencia.

La ley también introduce la figura de la pobreza de transporte, un recordatorio de que la sostenibilidad no puede ser solo ambiental: también debe ser social. Garantizar que todas las personas, vivan donde vivan, puedan acceder a un sistema de movilidad digno y asequible es una obligación colectiva. En este sentido, la movilidad inteligente no consiste solo en sensores y algoritmos, sino en construir una movilidad más humana, inclusiva y justa.

Otro elemento clave es la creación del sandbox de movilidad, que permitirá probar tecnologías y modelos de negocio en entornos reales. Europa avanza con cautela, pero necesita espacios así para no quedarse atrás. En Asia o en Estados Unidos ya existen ecosistemas urbanos donde los semáforos se comunican con los coches, los sistemas de energía se coordinan con el tráfico y los vehículos autónomos circulan en zonas controladas. España no puede aspirar a menos. El sandbox será la vía para experimentar, aprender y escalar soluciones innovadoras con seguridad jurídica.

“La movilidad del futuro no se medirá en gigabytes, sino en tiempo ganado, aire limpio y bienestar compartido.”

Desde Next Mobility creemos que la colaboración público-privada será la palanca fundamental de este proceso. La innovación no puede quedar en manos de un solo actor: necesita marcos regulatorios flexibles, inversión sostenida y alianzas estables. Un ejemplo claro es la posibilidad de monetizar la eficiencia energética a través de los Certificados de Ahorro Energético (CAE), que permiten convertir el ahorro en ingresos tangibles y acelerar la transición hacia modelos de movilidad baja en carbono. La sostenibilidad, bien entendida, no es un coste: es una nueva forma de generar valor.

La nueva ley sienta las bases, pero el éxito dependerá de nuestra capacidad para llenarlas de contenido y de humanidad. La movilidad del futuro no se medirá en gigabytes, sino en tiempo ganado, aire limpio y bienestar compartido. La tecnología puede guiarnos, pero el destino sigue siendo el mismo de siempre: movernos mejor para vivir mejor.

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