La batalla por la financiación, ¿qué opciones tienen las pymes?

Nos encontramos inmersos en un entorno empresarial sumamente deteriorado, donde el elevado endeudamiento de las pymes amenaza su supervivencia. Esta situación es una consecuencia directa de los préstamos ICO y, especialmente, del exigente ritmo de devolución establecido, que está tensando la tesorería de las empresas.

Una proporción considerable de las pymes tienen una gran dependencia de las entidades bancarias debido a que es su fuente de financiación más relevante. Sin embargo, muchas de estas compañías no pueden acreditar ante las entidades su capacidad de devolución, ya que su generación de caja es inferior al monto anual que deben devolver de la deuda.

La concesión de crédito bancario continúa a la baja, tal como revelan las publicaciones mensuales del Banco de España. Aunque las entidades bancarias lo simplifican diciendo que no conceden crédito debido a la falta de demanda por parte de las empresas, es vox populi que se trata de una tergiversación deliberada de la estadística. La realidad es que las empresas necesitan financiación, muchas con urgencia, pero el deterioro de sus estados financieros hace que la banca no quiera asumir ese riesgo y, en consecuencia, deniegue la concesión de crédito.

En este contexto, la banca adopta una postura extremadamente selectiva y sólo otorga financiación a aquellas pocas empresas que presentan una situación financiera saludable. Esta postura inflexible de no suavizar los criterios de concesión de crédito deja sin acceso a liquidez a la mayoría de las pymes, profundizando su crisis.

Ante este escenario desalentador, las empresas que tienen mayores dificultades para obtener financiación deben intensificar y multiplicar sus gestiones para presentar sus proyectos a nuevas entidades financieras, más allá de aquellas con las que ya tienen relaciones y de las que ya están obteniendo financiación hasta ese momento. Dado las bajas probabilidades de éxito, la estrategia a seguir es simple, aunque extenuante: aumentar el número de entidades a las que se solicita financiación, con la esperanza de que alguna de ellas realice un análisis de riesgo favorable que concluya con la concesión de la financiación necesaria.

Debido al escaso y limitado conocimiento que tienen las pymes sobre todos los operadores del mercado financiero, es fundamental contar con el apoyo de profesionales externos especializados en este ámbito. Estos expertos pueden identificar las entidades financieras más adecuadas que mejor se ajusten a cada proyecto empresarial, permitiendo al equipo directivo centrarse en otros aspectos de la gestión económico-financiera donde pueden aportar mayor valor, como el seguimiento e impulso de las ventas, el control de los márgenes o la rotación del stock y resto de partidas del circulante, entre otros.

En conclusión, queda claro que las pymes se enfrentan a un desafío financiero sin precedentes en un entorno empresarial hostil donde los bancos no relajan sus exigencias de concesión de crédito. La clave para superar esta crisis reside en la diversificación de las fuentes de financiación y en el apoyo de profesionales especializados que puedan guiar a las compañías en la búsqueda y obtención de crédito. Sólo así podrán las pymes asegurar su supervivencia y continuar contribuyendo al tejido económico y social de nuestro país.

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