Una historia de altos y bajos

La creación de Diglo y las dificultades que rodean al proyecto Quasar son algunas de las cuestiones que le han supuesto complicaciones al Banco Santander.

Edificio de Banco Santander en Cantabria | J. A. ALCAIDE

La estabilidad no suele dominar el panorama económico. Esta falta de estabilidad no se traduce únicamente en sentido numérico, sino también en lo que respecta a las relaciones entre entidades que conforman dicho sector. Las relaciones estratégicas son claves, pero el beneficio propio también. Los amigos no dejan de ser, al fin y al cabo, competidores. La historia entre Santander, Aliseda y Blackstone es un buen ejemplo. 

Nacimiento de Diglo

A principios del 2022, Santander creó Yera -una plataforma de negociación inmobiliaria- después de recuperar la gestión de una cartera de activos propios que hasta entonces controlaba Aliseda con un valor bruto en origen de 5.000 millones. El banco presidido por Ana Botín lanzó poco después Diglo, la marca comercial a través de la cual operaría Yera. 

El lanzamiento de Diglo estuvo motivado por la intención de Santander de crear un servicer boutique con gran flexibilidad para adaptarse a los clientes y controlado al 100% por el banco. Así pues, el servicer boutique pasaría a gestionar una cartera previamente encomendada a Aliseda y, además, tendría como director general a Enrique Arnoso, antiguo ejecutivo de Pastor y Popular, y ligado a Aliseda. Arnoso no sería el único fichaje de Diglo con relación con Aliseda: la mitad de la plantilla del servicer de Santander serían antiguos empleados de Aliseda, informa Expansión.

Yera-Diglo está controlada por Santander a través de Deva Capital Servicer, la unidad de gestión inmobiliaria de Deva Capital Holding, la plataforma global de activos dañados que el banco creó en 2019.

14,3 millones para Aliseda

Este agosto de 2023, más de un año después del nacimiento de Yera y de Diglo, el Banco Santander indemnizó a Aliseda (tradicionalmente ligada a Banco Popular) con 14,3 millones de euros tras cancelar el acuerdo que permitía a Aliseda administrar y comercializar activos tóxicos de la entidad, según indicó Idealista. Estos activos fueron los que pasaron a estar bajo el paraguas de Diglo.

Por su parte, este mismo ha ingresado a lo largo del año alrededor de 31,4 millones de euros por su actividad para Santander, que se dividen en 28,6 millones de la entidad; 1,1 millones de Altamira Santander Real Estate; 1,2 millones de la gestora de suelo de Santander, LandCo; y 49.366 de otros clientes. Por su parte, el beneficio final logrado por la compañía es de 1,2 millones.

A pesar de la creación de Diglo, Santander ha mantenido participaciones minoritarias en Aliseda, doValue y Aktua. No en vano, se especula con que alguna gran gestora, entre las que se encuentra doValue, pueda comprar Diglo próximamente.

Quasar, otro factor a tener en cuenta

Retomando a Aliseda, además de haber sido el servicer de la cartera de Santander (que el banco transfirió a Diglo), también administra la cartera de Quasar. Se trata de la sociedad que comparten Blackstone y Santander, y que posee una cartera conformada por activos dañados del antiguo Popular por 30.000 millones que Blackstone adquirió a Santander en 2017. 

El proyecto Quasar se creó en marzo de 2018 con los 30.000 millones de los activos inmobiliarios del Popular, que se traspasaron por 10.261 millones representando un descuento del 65%, explica El Confidencial. De estos, alrededor de 3.000 millones de euros se aportaron en forma de capital entre Blackstone y Santander, con una distribución del 51% y 49% respectivamente, mientras que los restantes 7.000 millones de euros se financiaron a través de deuda, en un megapréstamo liderado por Morgan Stanley y Deutsche Bank. 

A finales de septiembre de este año, Santander y Blackstone consiguieron extender la fecha de amortización de dicho megacrédito -del que todavía quedan por refinanciar casi 4.500 millones-, de 2023 a 2028. En marzo de 2026, sin embargo, deberán realizar un pago intermedio con el que se vencerán dos tercios de la deuda.

La extensión del megacrédito era necesaria puesto que la baja calidad de los activos heredados de Banco Popular no ayudan en su venta, y la pandemia del Covid tampoco ha facilitado el proceso. Esta serie de obstáculos ha resultado en grandes pérdidas para Quasar: en 2022, perdió 288 millones; en 2021, 317 millones; y en 2020 se registró una pérdida de 1.852. A pesar de que en 2018 Quasar tuvo beneficios, desde su creación la sociedad posee un saldo de 2.600 millones de pérdidas.

Marcando distancias

La evolución ha llevado a que el Santander disminuya el valor de su participación en Quasar en su balance. En los últimos meses, esta valoración ha pasado de 405 millones de euros a finales de 2022 a tan solo 155 millones de euros en junio de este año, lo que representa una reducción del 62%. 

Los problemas experimentados por Quasar generaron tensiones entre el banco español y el fondo estadounidense, llegando incluso a considerar la posibilidad de litigios legales. Tras estos desacuerdos, Santander optó por desvincularse de dicha sociedad y abandonar su gestión, retirando a sus consejeros a finales de 2020.

Sigue toda la información de Open Hub News en X y Linkedin , o en nuestra newsletter.
  

Autor