El documento analiza la arquitectura técnica, las implicaciones políticas y las oportunidades del euro digital para reforzar los pagos digitales en la UE

El Instituto Español de Analistas ha presentado su informe de trabajo número 41 titulado “Digital Euro: a technical explanation and some policy reflections to enhance digital payments in the European Union”, un análisis exhaustivo sobre el proyecto del euro digital liderado por el Banco Central Europeo (BCE). Esta publicación, elaborada por destacados expertos de entidades como Banco Santander, CaixaBank, Indra Minsait y KPMG, ofrece una visión técnica y política del euro digital (D€) y su posible impacto en el ecosistema financiero de la Unión Europea.
El informe parte del contexto actual: una transformación sin precedentes en los medios de pago, marcada por la digitalización, la caída del uso del efectivo y la aparición de nuevas amenazas como las stablecoins extranjeras. Ante esta realidad, el BCE avanza con el diseño del D€, una moneda digital de curso legal, concebida como complemento al efectivo y no como su sustituto, destinada a reforzar la autonomía estratégica europea en los pagos.
Una arquitectura tecnológica ambiciosa con atención a la privacidad
Desde el punto de vista técnico, el euro digital se articularía a través de una cartera digital vinculada a cuentas bancarias, operativa tanto online como offline, con especial atención a la privacidad y la ciberseguridad. El documento detalla su arquitectura funcional, incluyendo la capa de liquidación, módulos de gestión de datos, herramientas antifraude y de control de límites de tenencia. Estas medidas son clave para garantizar que el D€ no desestabilice el sistema financiero ni altere el papel de los bancos como intermediarios de crédito.
Uno de los pilares del análisis es precisamente la estabilidad financiera. El informe alerta de que una adopción masiva del D€ sin límites adecuados podría provocar una fuga de depósitos desde los bancos hacia esta nueva forma de dinero del banco central, afectando a la concesión de crédito y a la rentabilidad bancaria. Para evitarlo, se aboga por una implantación gradual del D€, con límites calibrados que eviten disrupciones, y adaptados a las características de cada país y al uso previsto del efectivo.
Soberanía europea, inclusión financiera y alternativas privadas
El informe también examina cómo el euro digital puede afectar a bienes públicos como la privacidad y la inclusión financiera. Se plantean soluciones técnicas para asegurar transacciones privadas, especialmente en modo offline, y mecanismos para evitar la exclusión digital, como tarjetas prepago accesibles. Asimismo, se destaca la necesidad de que el diseño del D€ respete el marco jurídico europeo, incluido el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD).
En el plano geopolítico, el D€ se presenta como una respuesta a la creciente instrumentalización política de las infraestructuras críticas, incluidos los sistemas de pago. El informe plantea que, ante la pasividad de Estados Unidos respecto a un dólar digital público, Europa no puede permitirse quedar rezagada. Sin embargo, también subraya que las iniciativas privadas europeas (como Bizum, Wero o la European Payments Initiative) han avanzado notablemente en la creación de soluciones interoperables, lo que cuestiona si un euro digital es la mejor herramienta para fortalecer la competitividad a corto plazo.
Por último, el documento conecta el debate sobre el D€ con la estrategia de competitividad de la Comisión Europea, destacando cómo puede contribuir a reforzar la soberanía digital y fomentar la innovación, siempre que se aborden con cautela los riesgos asociados. Se propone avanzar en paralelo en iniciativas de moneda digital para pagos mayoristas (wholesale CBDC), con beneficios más evidentes en eficiencia y estabilidad financiera.
En definitiva, el informe no adopta una postura cerrada, sino que invita a una reflexión profunda basada en la evidencia, el diálogo multilateral y una evaluación realista de costes y beneficios. El euro digital se perfila como una herramienta potencialmente valiosa para el futuro financiero de Europa, pero cuya viabilidad y conveniencia dependerán del equilibrio entre innovación, prudencia y utilidad para los ciudadanos.
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