
Sam Delesque es el fundador de Traditional Dream Factory, un proyecto pionero que combina sostenibilidad, convivencia comunitaria y tecnología Web3 para dar vida a una “aldea regenerativa” en Portugal. Delesque, emprendedor tecnológico con una sólida trayectoria en proyectos de descentralización, ha convertido a TDF en un laboratorio vivo donde la tokenización, la gobernanza circular y la regeneración ecológica se entrelazan en un mismo modelo económico y social.
A través de TDF y del ecosistema más amplio de OASA, Delesque impulsa un enfoque que trasciende la especulación inmobiliaria y plantea nuevas formas de habitar y gestionar el territorio. Con una visión que une finanzas regenerativas, innovación digital y cuidado medioambiental, su trabajo abre el debate sobre cómo los principios de la Web3 pueden aplicarse de forma concreta en la construcción de comunidades sostenibles y resilientes.
¿Qué te inspiró a fundar Traditional Dream Factory como una “aldea regenerativa” que funciona bajo un modelo DAO? ¿Qué principios te llevaron a combinar sostenibilidad, convivencia y tecnologías Web3?
Mi trayectoria como nómada digital me mostró hasta qué punto muchos espacios de co-living y co-working se han convertido en productos estandarizados, y lo extractivos que pueden llegar a ser ciertos desarrollos inmobiliarios. Tras años en la carretera, quería prototipar una forma regenerativa de vivir. Para mí, la regeneración no es un añadido; se trata de nutrir el suelo, plantar bosques, recoger agua de lluvia y habitar espacios que produzcan más energía de la que consumen. En TDF ya hemos plantado un sistema agroforestal y de reforestación diverso con más de 4.000 árboles, y planeamos plantar muchos más; los edificios que diseñamos emplean sistemas solares pasivos y cubiertas fotovoltaicas para ser energéticamente positivos. Creo que comunidad y ecología deben entrelazarse. Por eso TDF opera en tierras gestionadas por una entidad sin ánimo de lucro y utiliza un token de utilidad que concede acceso perpetuo y derechos de voto. Las herramientas Web3 nos permiten formalizar la custodia y garantizar transparencia en todo lo que hacemos. En otras palabras, la regeneración es nuestra estrella polar, la convivencia crea cultura, y la blockchain proporciona la columna vertebral organizativa.
El token $TDF no es solo una vía de acceso al espacio, sino también una herramienta de gobernanza y de participación financiera. ¿Cómo concibes su papel como experimento real de finanzas regenerativas y qué aprendizajes clave habéis obtenido hasta ahora?
Diseñamos el token $TDF como un puente entre ecología y economía. Cada token concede una noche de estancia al año y derechos de voto en las decisiones de desarrollo. Los ingresos de la venta de tokens financian la adquisición y restauración de tierras, de modo que poseer un token financia literalmente la regeneración del lugar que disfrutas. Deliberadamente hicimos que el token no fuera especulativo; es una invitación a formar parte de un camino en el que el crecimiento financiero se entrelaza con el crecimiento ecológico. El experimento nos ha enseñado que alinear incentivos es fundamental: a la gente le importa más cuando sus contribuciones ayudan a restaurar ecosistemas vivos, y los inversores se sienten atraídos por activos respaldados por una regeneración real, no solo por plantaciones monoespecíficas. Tener un token que vincula los intereses de la comunidad crea un marco sólido para coordinar la acción regenerativa. Sin embargo, también aprendimos que es importante tender puentes con el capital más tradicional, por lo que también ofrecemos préstamos para construcción como mecanismo de financiación.
“Nuestro objetivo es equilibrar la visión a largo plazo, la toma de decisiones comunitaria y las operaciones diarias a través de un modelo de gobernanza por capas”
¿Cómo se estructuran los mecanismos de gobernanza en TDF? ¿Cómo integráis la presencia física (“Proof of Presence”) con la toma de decisiones del DAO y la sociocracia para lograr una gobernanza verdaderamente circular y colaborativa?
Nuestro objetivo es equilibrar la visión a largo plazo, la toma de decisiones comunitaria y las operaciones diarias a través de un modelo de gobernanza por capas. OASA establece las directrices regenerativas que todo proyecto debe cumplir (renaturalizar al menos el 50% del terreno, limitar la construcción al 5%, recoger agua de lluvia, reducir residuos, etc.) garantizando que la custodia siempre prime sobre la especulación. A nivel de aldea, el DAO de TDF define el plan maestro, el presupuesto y las normas de nuestro experimento de co-living, con los tokens $TDF otorgando tanto acceso como derecho a participar en la gobernanza. La influencia también está vinculada a nuestro mecanismo de Proof of Presence, de modo que el poder de voto refleja el tiempo pasado en el terreno y decae con el tiempo, manteniendo las decisiones en manos de quienes están más comprometidos. Las propuestas se refinan primero en Citizen antes de pasar a la blockchain para una votación comunitaria, creando un ciclo de retroalimentación donde quienes hacen el trabajo dan forma directa al rumbo de la aldea. Finalmente, un equipo ejecutivo sobre el terreno implementa estas decisiones día a día, coordinando contratistas, gestionando presupuestos y asumiendo la responsabilidad de la experiencia vivida en el espacio. Esta estructura garantiza que los principios regenerativos de OASA, la gobernanza colectiva basada en DAO y la ejecución responsable en el terreno se mantengan alineados y circulares.
El token $TDF está vinculado no sólo a derechos de uso, sino también a la regeneración del entorno físico. ¿Cómo conectáis los indicadores ecológicos con la economía tokenizada y la construcción de comunidad?
El token $TDF está diseñado no solo como una llave de acceso, sino como un puente entre la vida comunitaria y la regeneración ecológica. En lugar de tratar la tierra como una mercancía, estamos transformando la propiedad en custodia: los tokens conceden derechos para habitar, participar y co-crear, pero nunca para extraer o destruir. Todos los ingresos generados por los tokens se destinan directamente a ampliar nuestra economía regenerativa: plantando bosques alimentarios, construyendo zanjas de recogida de agua, produciendo energía renovable, levantando viviendas de bajo impacto. La propia economía se convierte en motor de sanación de la tierra. Ya hemos reforestado 1,5 hectáreas y nos comprometemos a renaturalizar al menos el 50% de nuestro territorio. Nuestra alianza con Open Forest Protocol nos permite cuantificar la captura de carbono, mientras que trabajar con Simplex DNA nos ayuda a monitorizar la ganancia de biodiversidad (ver datos de reforestación aquí). Estos indicadores ecológicos miden el éxito del modelo de OASA y son visibles para cualquier parte interesada. Con el tiempo tendrán también un valor financiero, ya que emitiremos créditos de ecosistema que ayudarán a financiar más acciones regenerativas. Pero la participación va más allá de las votaciones y los indicadores duros: a través de jornadas de plantación, talleres de permacultura y otras acciones colectivas, nuestros visitantes construyen literalmente el entorno que habitan, tejiendo lazos sociales y valor financiero directamente en el acto de custodia.
¿Qué retos habéis enfrentado al aplicar los principios de Web3 (como DAOs, tokens y gobernanza digital) a un modelo económico sostenible en un contexto real? ¿Qué obstáculos culturales o estructurales han sido los más difíciles de superar?
Uno de los mayores retos ha sido trasladar los ideales on-chain a las operaciones reales, con toda su complejidad. Crear una estructura legal que conectara una comunidad digital tokenizada con una finca física fue complicado. El derecho de propiedad tradicional no está diseñado para un DAO que posea tierras a través de un fideicomiso, así que tuvimos que innovar con un modelo suizo sin ánimo de lucro para custodiar el terreno y vincularlo al DAO. Otro desafío es equilibrar inclusión y seguridad; necesitábamos un mecanismo que impidiera a los “whales” comprar demasiado poder de gobernanza, por eso el Proof of Presence requiere estar físicamente presente en el espacio. En el plano cultural, hay una curva de aprendizaje para residentes e inversores poco familiarizados con Web3. Educar sobre monederos, tokens, contratos inteligentes y multisigs requiere tiempo y paciencia. También descubrimos que algunas personas asocian automáticamente los tokens con la especulación; comunicar que $TDF es un token de utilidad para la regeneración, no un activo para enriquecerse rápidamente, ha sido crucial. Asimismo, hacer la tecnología más accesible simplificando las partes complejas nos está ayudando a superar obstáculos; recientemente, por ejemplo, lanzamos la opción de pagar tokens mediante transferencia bancaria.
“Los tokens comunitarios juegan un papel central aquí: vinculan los intereses de una comunidad y proporcionan una forma justa de distribuir valor entre quienes aportan diferentes formas de capital como tierra, trabajo, recursos financieros y cuidados”
De TDF como proyecto piloto en Abela al ecosistema más amplio de OASA: ¿cómo imaginas escalar este modelo regenerativo tokenizado? ¿Cuáles son los próximos hitos y qué lecciones compartirías con otras comunidades que quieran replicarlo?
Nuestra visión con OASA es hacer crecer economías regenerativas a escala, convirtiendo el sector inmobiliario en una fuerza de conservación y regeneración de tierras en un momento en el que la acción climática es crítica. TDF es el primer prototipo: un laboratorio vivo en Abela donde alineamos tokens comunitarios, gobernanza y custodia ecológica. Ahora estamos lanzando un programa de co-housing para acoger a vecinos a largo plazo y profundizar en la alineación cultural en torno a este modelo. Al mismo tiempo, nuestra pila tecnológica Closer ya está siendo utilizada por cinco aldeas en Europa y África. La lección clave es empezar construyendo un motor económico que haga sostenible un proyecto en lo social, lo ecológico y lo financiero. Los tokens comunitarios juegan un papel central aquí: vinculan los intereses de una comunidad y proporcionan una forma justa de distribuir valor entre quienes aportan diferentes formas de capital como tierra, trabajo, recursos financieros y cuidados. De este modo, OASA está sentando las bases de una red global de comunidades regenerativas tokenizadas, enraizadas en un crecimiento informado por la ecología. Estamos encantados de asesorar y acompañar a nuevas aldeas que quieran alinearse con nuestro modelo.
Glosario:
DAO (Decentralized Autonomous Organization): Es una estructura de gobernanza digital basada en blockchain, donde las decisiones se toman colectivamente mediante tokens y contratos inteligentes. Es, por así decirlo, la herramienta organizativa.
OASA: Es una red de aldeas regenerativas (proyectos físicos, con tierra, bosques, casas y comunidades) que utiliza DAOs para gestionarse de forma descentralizada, transparente y colaborativa. Es decir, OASA es el ecosistema y dentro de él cada aldea (como TDF) tiene su propio DAO que regula su funcionamiento.
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