Actualmente, nos hallamos en un contexto económico marcado por conflictos geopolíticos, la aumentada importancia de la sostenibilidad, una situación de inflación que impresiona y unos tipos de interés todavía altos. Asimismo, varias tendencias han llegado para irrumpir en el ámbito económico y bancario, como pueden ser la Inteligencia Artificial y la tecnología Blockchain, que marcan un futuro todavía por definir. No solo eso, sino que estamos escuchando hablar de identidades digitales y Wallets europeos, que cambiarán el mundo financiero tal y como lo hemos conocido hasta ahora.
En un panorama que se describe con estas líneas, Open Hub News ha entrevistado a Oriol Amat, Catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad Pompeu Fabra desde el 2001, sobre todos estos factores. Además, en la entrevista, el experto opina sobre el estado de la regulación en el mercado español y europeo, y sobre la conocida cuestión de la OPA entre el BBVA y el Banco Sabadell, y otras temáticas relevantes.
El reconocido economista realizará la ponencia de apertura del evento inaugural de la CMS Finance Week, el Barcelona Opening Day, que tendrá lugar el 14 de octubre en la sede de la Bolsa de Barcelona, donde analizará en profundidad todas estas cuestiones de actualidad económica.
En 2024, ¿cuáles considera que son las principales tendencias macroeconómicas que definirán el panorama económico de España?
Estamos viendo que la economía está yendo mejor. Es una economía que está muy influida, en primer lugar, por los riesgos geopolíticos: las múltiples guerras que hay, sobre todo Ucrania, el conflicto de Israel con Hamas…
En segundo lugar, hay una tendencia que viene de hace años y que también influye mucho en la economía y en las decisiones que toman los gobiernos y las empresas: el cambio climático y la sostenibilidad.
Hay otra tendencia muy importante que tiene que ver con el mundo económico. Es una de las primeras veces a lo largo de la historia de la humanidad que las economías están venciendo a la inflación y la están venciendo con un aterrizaje muy suave que no está provocando una recesión.
La combinación de estos factores, entre muchos otros, explica que la economía en 2024 está dando mejores datos de los que se preveían. La economía está creciendo bien. Por lo tanto, se está creando empleo y están mejorando los salarios un poco por encima de lo que es la inflación. Por tanto, el año 2024 creemos que puede ser un buen año en línea con lo que fueron 2023 y 2022.
La política monetaria del Banco Central Europeo ha sido crucial en los últimos años. ¿Cómo valora usted el impacto de las recientes decisiones de política monetaria en la economía española?
Si hablamos del Banco Central Europeo, hay que tener en cuenta que ya lleva como mínimo dos décadas haciendo una política que ha resultado muy positiva para la evolución económica de la mayoría de los países europeos. El Banco Central Europeo, por ejemplo, acabó abordando la crisis del 2008 en el año 2013. Fue una reacción tardía, pero muy positiva, que reanimó la economía y contribuyó a que, a partir de 2014, la economía empezase a ir bien.
Luego nos encontramos con la crisis provocada por la pandemia y ahí sí que el Banco Central Europeo y el conjunto de países, la Comisión Europea, actuaron de forma muy decidida y rápida apuntalando la economía e introduciendo muchos subsidios, muchas ayudas, una relajación monetaria, y, por tanto, agilizando mucho el crédito, bajando los tipos de interés.
Esto fue muy bien, pero provocó un aumento muy importante de la inflación, que se empezó a notar en el 2021, y sobre todo en 2022. Recordemos que en 2022, aunque parezca lejano, la inflación llegó a superar el 10%, una tasa muy peligrosa. La economía podía entrar en hiperinflación, y la hiperinflación se sabe cómo empieza, pero no cómo acaba.
Actualmente, el Banco Central Europeo ha actuado muy bien. Primero, subió los tipos de interés en el año 2022 y 2023. Esto frenó algo la economía, pero lo hizo de una manera muy suave. Y ahora que la inflación ya se está empezando a reducir, lo que ha empezado a hacer el Banco Central Europeo es bajar un poco los tipos de interés. Ojalá que siga esta senda y, si esta senda se consolida, tendremos unos años 2024 y 2025 muy buenos para la economía europea y española.
¿Cuál sería el tipo de interés razonable para la zona euro?
El tipo de interés depende mucho de la inflación. La inflación razonable, que es el objetivo del Banco Central Europeo, es un 2%. Estar por encima de esa cifra es peligroso, y estar por debajo, aunque parezca mentira, también tiene inconvenientes. Una ventaja de que haya algo de inflación es que reduce el peso de la deuda. Es decir, una familia que tiene una hipoteca de 100, con una inflación del 2%, dentro de un año estará debiendo, en valor de hoy, 98. Hay una frase que dice: “la inflación es el paraíso de los deudores”. Es el paraíso de los que deben dinero.
La mora bancaria ha sido un tema de preocupación para la banca española en los últimos años. ¿Cuál es su evaluación sobre la evolución de la mora en 2024? ¿Qué factores están influyendo más en las tasas de impago en el sector financiero español?
Para hablar de mora, es útil también referirnos a la situación de 2008. Las empresas y familias españolas estaban muy endeudadas. Desde 2008 hasta ahora, las familias y las empresas de nuestro país han hecho los deberes y se han desendeudado mucho. Quien ha seguido endeudándose es el sector público, pero el sector privado se ha desembolsado muchísimo.
A finales del 2023, las empresas tenían unos fondos propios, unos capitales propios, próximos al 50%. Esto significa un nivel de capitalización muy bueno que explica que la subida de tipos de interés que ha habido en 2022 y 2023 a muchas empresas no les ha hecho demasiado daño, porque tenían un gran desendeudamiento gracias a la buena gestión y prudencia de los años anteriores.
En la medida que los tipos de interés vayan bajando, influirá de manera decisiva en que baje también la mora. En resumen, en temas de mora, sería optimista en cuanto a la evolución que estamos teniendo. Si seguimos controlando bien la inflación y la seguimos reduciendo, creo que tenemos datos muy favorables en cuanto a mora y a incumplimientos por parte de las empresas.
¿Cómo ve usted el futuro del mercado de crédito en España? ¿Cuáles son las oportunidades y riesgos para las entidades financieras y los consumidores en un entorno económico convulso?
La evolución del crédito va a depender mucho de los tipos de interés. En estos momentos, los tipos de interés aún siguen bastante altos, próximos al 4,5% y 5%. Este es un tipo de interés que perjudica mucho a las familias. El Banco Central Europeo ya ha bajado un 0.25% los tipos de interés, pero a los préstamos de familias y empresas, esto no está llegando todavía.
Por tanto, en la medida que no llegue la bajada de tipos de interés a empresas y familias, el crédito estará ralentizado. Ahora bien, cuando la bajada de inflación se vaya cumpliendo y eso repercuta en bajada de tipos de interés, veremos de nuevo los préstamos y el volumen del crédito subiendo hacia arriba. Hay que tener en cuenta que muchas empresas en estos momentos están muy desendeudadas, así que, si bajan los tipos de interés, están en una buena posición para volver a aumentar algo el endeudamiento.
La innovación financiera y la tecnología están transformando el sector bancario. ¿Qué papel cree que jugarán las FinTech y las nuevas tecnologías, como el Blockchain y la Inteligencia Artificial, en la evolución de la banca y los servicios financieros en España?
La 4.ª revolución industrial en la que estamos es la combinación de Internet, redes sociales, robótica, Inteligencia Artificial, etc. Una lección que nos ha dado esta revolución industrial en los últimos años es que aquellos sectores en los que pueden entrar Internet, la IA, RRSS, etcétera, tienen cambios absolutamente disruptivos.
Si hablamos de los sectores en los que entró primero la 4.ª revolución industrial, hablaría, por ejemplo, de las agencias de viajes. Antes de Internet, íbamos a una agencia física, nos sentábamos delante de una persona y decíamos a dónde queríamos viajar. Esto actualmente se está haciendo por Internet y ha transformado totalmente el sector de las agencias de viajes.
Por tanto, en la medida que la IA, las RRSS, Internet… están entrando en el sector bancario, lo van a transformar totalmente. Mi intuición, que seguro que no se cumplirá, es que las grandes instituciones financieras del futuro son instituciones que aún no existen. Son instituciones que estarán basadas en Internet y la IA. También una intuición que tengo, que seguro que estoy equivocado, es que la banca convencional está dando palos de ciego con relación a las transformaciones que necesita el sector.
En grandes ciudades, en zonas céntricas, veo grandes oficinas esencialmente vacías. La banca aún no ha encontrado la fórmula de cómo adaptarse a los cambios que exige no solo la 4.ª revolución industrial, sino también los que exigen los nuevos consumidores. Me es muy difícil hacer previsiones, pero la previsión que haría es que los grandes agentes del sector bancario, en un futuro bastante próximo, serán instituciones que aún no existen.
La regulación financiera es fundamental para la estabilidad del sistema. ¿Hay hiperregulación? Y eso, ¿corta las alas al sistema, o cree que es necesaria?
Por supuesto que tiene que haber regulación. Personalmente, creo mucho en la economía de mercado. Creo que es el mejor sistema para la generación de bienestar para toda la población. Se ha demostrado que el mercado tiene que estar regulado, controlado, y supervisado, pero haría un matiz: estoy a favor de la “buena” regulación. Opino que en Europa se hace mucha regulación, muy exagerada, demasiado extensa y pormenorizada. Este es uno de los motivos por los que muchas personas se van de Europa.
Yo soy totalmente europeísta, pero al mismo tiempo tengo la sensación, al menos en los temas que he estudiado, que la regulación europea, en mi humilde opinión, es mala regulación. Cuando digo mala regulación, me refiero a regulación que no persigue realmente el objetivo final de la regulación concreta, que no aporta valor.
Y aquí tengo que añadir, y esto realmente me sabe muy mal, que cuando se hace la transposición de esa regulación europea, en mi opinión, la transposición en general se hace muy mal. Hay otros países miembros de la Unión que, cuando hacen la transposición, mejoran la legislación europea, y creo que hay países en los temas que he estudiado, donde la transposición se hace de manera que se empeora la regulación.
Además, tenemos un problema: cuando esa regulación traspuesta de la Unión Europea se adapta a España, cuando eso hay que aplicarlo, aún empeora más. Nos encontramos con una serie de dificultades, un exceso de burocracia que no aporta valor. Hace poco estaba hablando con un empresario del sector supermercados, que me decía que para conseguir una licencia para hacer una superficie comercial en una población tardó siete años desde que compró la parcela hasta que consiguió todos los permisos. Esto perjudica nuestra competitividad.
Tenemos que hacer un esfuerzo para realizar buena regulación, y mirar cómo lo hacen los mejores países.
¿Cuál es su opinión sobre la OPA de BBVA hacia el Banco Sabadell y cómo puede afectar al sistema bancario catalán?
A partir del año 2008, cuando teníamos un sistema financiero con muchas entidades que tenían un exceso de morosidad, una descapitalización importante, entidades que tenían problemas con su modelo de negocio… En ese caso, fue muy razonable promover fusiones para preservar los depósitos y la seguridad de toda la clientela.
En el caso del BBVA y el Banco de Sabadell, son dos muy buenos bancos rentables que generan valor. Es un tipo de fusión que tiene ventajas e inconvenientes. Por ejemplo, una ventaja podría ser la de tener tamaño. En la banca, el tamaño no es fundamental. Sin embargo, si se fusionan, aparece una entidad de más volumen, en un momento donde ser un actor importante a nivel europeo sería una ventaja.
También hay inconvenientes. En primer lugar, hay informes que dicen que hay una cuestión de oligopolio en el sector bancario, una situación de oligopolio que puede perjudicar a una parte considerable de la clientela en cuanto al volumen de crédito, en cuanto a los tipos de interés y la calidad de servicio. Por tanto, se agudiza la situación de oligopolio.
Hay otro inconveniente. En el momento en el que hay una fusión, siempre hay lo que se llama las sinergias que, al final, son puestos de trabajo que desaparecen. Si una entidad tal como está es rentable, en el momento en el que se fusiona, significa que desaparecen unos miles de puestos de trabajo de valor añadido, y también desaparecen sucursales en determinadas poblaciones.
Asimismo, el Banco Sabadell y el BBVA tienen una política social importante, una política muy positiva e interesante de responsabilidad social. En nuestro país, desde que desaparecieron la mayor parte de cajas de ahorro, también ha desaparecido un volumen de recursos relevantes dedicados a obra social que tenían mucho impacto en el territorio. BBVA es un banco con una gran responsabilidad social corporativa y tiene una política social muy importante.
La historia de España sería muy diferente si no hubiese habido una obra social muy significativa, de un centenar de cajas de ahorro que, durante muchos años, apostaron por la cultura, por la obra social, por el deporte, etcétera. Ese también es un tema a tener en cuenta, que también es un reto para la entidad resultante: intentar combatir el problema del oligopolio y al mismo tiempo intentar hacer una política de responsabilidad social corporativa que no diluya lo que existe en estos momentos.
¿Por qué no se ha producido un sistema bancario europeo?
Europa, hoy en día, sigue siendo una unión, si me permitís una valoración muy personal, de estados egoístas. Cada uno mira por sus intereses y piensa poco en Europa.
La prueba la tenemos, por ejemplo, en la fiscalidad, donde cada país va por su cuenta, países que tienen situaciones próximas o un paraíso fiscal dentro de la Unión Europea. Por tanto, yo creo que para llegar a tener bancos europeos, de la misma forma que hay temas que se están haciendo muy bien, como el euro o los programas universitarios, hay otros que todavía están pendientes. Uno de ellos es el tema de la fiscalidad y el pensar más en Europa y menos en los intereses de cada estado.
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