Cómo crecer en crédito sin disparar la mora: la respuesta que trae el open banking

El reto que el open banking está ayudando a resolver

Por Albert Belmonte, Open Banking Specialist en ubimia®

Durante una reunión reciente con un director de riesgos surgió una frase que resume uno de los dilemas históricos del sector financiero: “Podríamos crecer mucho más, pero cada vez que aflojamos el scoring… la mora se dispara”.

Es una tensión clásica. Por un lado, el área comercial necesita volumen, y por otro, el área de riesgos pone el freno. Y ambos tienen razón: crecer sin control puede salir caro, pero controlar demasiado también puede frenar la competitividad. Pero lo interesante es que, con el open banking, esa tensión empieza a resolverse, porque hoy es posible captar más clientes sin asumir más riesgo.

El open banking permite acceder, con autorización del cliente, a sus movimientos bancarios recientes en todas las entidades con las que opera. Eso significa ver sus ingresos reales, sus gastos, sus hábitos financieros, incluso aunque no tenga historial con la institución en la que esté solicitando un crédito.

Y eso cambia las reglas del juego. El open banking aporta toda la información transaccional del solicitante y con ello una visión completa de su comportamiento financiero. Con eso es posible evaluar su solvencia, aunque sea un cliente totalmente nuevo, como si fuera un cliente altamente vinculado. Lo puedes ver, entender y decidir con precisión. Clientes que antes eran un “no por si acaso” hoy pueden ser un “sí” fundamentado en datos que antes eran desconocidos.

Además, no es solo que puedas decir sí a más clientes; es que puedes decirlo mejor. Con los datos transaccionales, los límites de crédito se ajustan a la capacidad real de pago, sin estimaciones ni intuiciones. Y cuando cada operación está calibrada según lo que el cliente puede asumir, el crecimiento no se traduce en más mora.

Con un modelo de scoring basado en datos transaccionales y un categorizador preciso con enfoque en riesgos, es posible identificar capacidad de pago, estabilidad de ingresos y señales tempranas de riesgo. Por eso, las entidades que ya están utilizando open banking están logrando algo que hace pocos años parecía imposible: crecer más sin comprometer su apetito de riesgo.

Pensemos también en la experiencia del cliente. El usuario actual no quiere cargar papeles ni esperar días. Si el proceso no es ágil, se va, y se va al que le diga “sí” más rápido. Con open banking, las entidades pueden ofrecer una experiencia más simple e inmediata, sin renunciar a la información necesaria para aprobar con confianza.

El open banking está demostrando que los riesgos y negocios pueden avanzar en la misma dirección, con más clientes, más aprobaciones y un nivel de control similar o incluso superior al del modelo tradicional. Y no es una hipótesis. Ya funciona en España. Varias entidades evalúan más del 80% de sus solicitudes a través de open banking y están integrando este enfoque de forma progresiva en sus procesos. El sector avanza hacia modelos más ágiles y conectados, y quien no incorpora estas dinámicas corre el riesgo de quedarse atrás en la experiencia que ofrece al cliente.

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