El último informe de Experian, elaborado junto a Forrester Consulting, alerta sobre el auge del fraude digital impulsado por la inteligencia artificial y plantea nuevos retos para empresas e instituciones.

En el mundo digital, la seguridad se ha vuelto una carrera de fondo. Según el nuevo informe de Experian titulado Proactive Defence: Tackling Evolving Fraud Threats, el panorama del fraude ha entrado en una fase crítica. A través de una encuesta a 449 altos responsables de prevención del fraude en Europa, Asia y África, el estudio revela que el 73 % de los líderes del sector considera que la inteligencia artificial generativa (GenAI) ha transformado para siempre el ecosistema del fraude.
Lejos de los delincuentes solitarios del pasado, la amenaza actual está protagonizada por organizaciones criminales que operan con herramientas tecnológicas avanzadas y capacidades industriales. Desde identidades sintéticas hasta deepfakes capaces de burlar sistemas de autenticación, el fraude digital ha dejado de ser un riesgo residual para convertirse en un desafío estructural.
Fraude industrial y tecnología: un cóctel explosivo
Uno de los hallazgos más alarmantes del informe es la creciente “industrialización del fraude”. El 57 % de las empresas espera un aumento en los ataques en los próximos 12 meses, y un 55 % anticipa mayores pérdidas económicas. Este fenómeno se explica por la convergencia de varios factores: la tensión económica postpandemia, la fragmentación geopolítica y la rápida evolución de tecnologías como GenAI.
El 74 % de los encuestados identifica el phishing y el social engineering como la principal amenaza, donde las víctimas entregan voluntariamente información personal o bancaria. Además, herramientas como OnlyFake.org permiten generar documentos falsos por apenas 15 dólares, y se estima que algunos servicios llegan a producir hasta 20.000 identificaciones falsas al día.
Por si fuera poco, la sofisticación de los ataques está alcanzando niveles preocupantes. Herramientas maliciosas como FakeCall interceptan llamadas dirigidas a bancos y las redirigen a estafadores, grabando las conversaciones y accediendo a los datos del dispositivo en tiempo real.
La respuesta: orquestación de datos, biometría y cooperación
Ante esta realidad, el informe de Experian subraya la necesidad urgente de adoptar un enfoque más integral y dinámico. Las prioridades de los expertos en fraude para el próximo año son claras: implementar modelos de machine learning (ML), reducir falsos positivos, y migrar las soluciones de prevención a la nube.
La orquestación de señales de fraude, es decir, la integración de múltiples herramientas en una única decisión basada en riesgo, se consolida como una solución clave. Este enfoque permite reducir la fricción en la experiencia del usuario legítimo, a la vez que refuerza los controles en casos sospechosos. De hecho, el 73 % de las empresas que ya aplican plataformas de orquestación afirma haber reducido los falsos positivos y un 69 % reconoce mejoras en la eficiencia operativa.
Otro de los elementos más prometedores es el uso de biometría y device profiling (perfilado de dispositivos) como capas adicionales de verificación. La detección de “liveness” o prueba de vida se vuelve fundamental frente a los deepfakes, ya que solo algoritmos avanzados son capaces de distinguir entre un rostro real y uno generado por IA.
El reto de la responsabilidad compartida
El informe también plantea una cuestión clave: ¿quién debe asumir la responsabilidad del fraude? Si bien el 63 % de los encuestados cree que el cambio en la normativa de reembolsos en fraudes de pago crea incentivos para invertir en seguridad, más de la mitad considera que las instituciones financieras están supliendo el papel de la policía ante la ineficacia de los cuerpos de seguridad.
En este contexto, el 78 % de los expertos coincide en que la colaboración con socios externos es crucial. Los consorcios de datos y las plataformas compartidas de detección de fraude serán fundamentales para afrontar una amenaza que ya no entiende de fronteras ni de sectores.
El mensaje de Experian es claro: la prevención del fraude requiere un cambio de paradigma. En la era de la inteligencia artificial generativa, proteger la identidad y los datos de los consumidores ya no es una opción, sino una obligación para empresas, gobiernos y plataformas digitales por igual.
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